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10 soluciones para una arquitectura saludable

Nuestra salud está ligada al entorno en que vivimos. Ahora más que nunca nos hemos dado cuenta, con la situación que ha marcado la aparición del COVID-19, que la salud no solo depende de nuestro sistema inmunológico, sino también de factores externos: dónde vivimos, cómo vivimos y dónde estamos. Porque pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en casa, en la oficina o en espacios cerrados. Estas son las 10 claves que nos propone Diana Cañada, arquitecta del Área de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Madrid.

Texto e ilustración: Diana Cañada, arquitecta del Área de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Madrid

Descartando los dos grandes focos tradicionales de problemas que afectan directamente a la salud de las personas y siguen sucediendo en países pobres o en vías de desarrollo- estos serían fundamentalmente la potabilidad del agua que se bebe, y el estar en contacto con el hollín y los gases de combustión directa de combustibles sólidos, estos podrían ser los 10 puntos más importantes de una arquitectura saludable:

1. La orientación y adecuación de nuestra vivienda al entorno, el aprovechamiento de las ventajas de nuestra situación y la protección frente a los inconvenientes existentes. La afección del entorno sobre el edificio, controlar los lugares más agradables para que el edificio sea permeable a ellos, saber cuáles son las zonas más desagradables por vistas, olores, ruidos, contaminación o elementos negativos, para poder contrarrestarlos al máximo, evitar espacios bajo rasante, y zonas con alta emisión de gas radón, son premuras básicas pero muy eficientes.

2. La ventilación y la estanqueidad. La ventilación es uno de los factores principales establecidos por la OMS, para evitar o disminuir las cargas virales de los espacios cerrados. Los virus que quedan en suspensión pesan muy poco y esto hacer que cualquier brisa de aire disperse y reduzca de forma instantánea la carga viral. Evidentemente la ventilación va en contra de otros factores como el aislamiento térmico y el aislamiento frente al ruido, pero es fundamental establecer un equilibrio entre ellas. En la estación de verano, la ventilación es fundamental además para reducir el uso del aire acondicionado.

3. La protección frente al ruido. Fundamental en este aspecto es contar con buenas carpinterías y acristalamientos, así como impedir la filtración de aire por rendijas, marcos, cajas de persianas, etc Invertir en estos aspectos y evitar las clásicas ventanas correderas de bajo coste. Otros elementos que generan importantes molestias en las viviendas y oficinas y no se suelen aislar convenientemente frente al ruido son las instalaciones: principalmente bajantes y máquinas compresoras.

4. Protección frente a olores. El aire que circula por las galerías de saneamiento, discurre por nuestras bajantes, y siempre tiene que tener una salida al exterior. Es por este motivo que aunque la instalación sanitaria esté perfecta y no tenga ninguna fuga, si no se le permite la suficiente ventilación al saneamiento, el aire viciado entrará al interior del edificio. El problema se solucionará fácilmente permitiendo mayor ventilación de las bajantes, es decir retirando el sifón de los sumideros exteriores que tapan el conducto, o sustituyendo las rejillas de los sumideros por otras de mayor abertura y ventilación.

5. La iluminación directa e indirecta y la protección solar. Todas las viviendas y espacios que se construyen deberían tener de una u otra forma una protección frente a la radiación directa de la luz solar que permita aprovechar esta energía en los meses de invierno y protegernos de ella en los meses de verano. La radiación solar entra principalmente a nuestros edificios por los huecos acristalados, produciendo el llamado “efecto invernadero”. La cuestión fundamental es contar con elementos como voladizos, toldos, paneles, láminas, árboles, vegetación, que proyecten sombra sobre nuestras ventanas.

6. La implementación de la domótica en el hogar. El encendido y apagado de luces, la apertura de toldos o persianas, la calibración de la calefacción o de la climatización, la ventilación directa o conducida, permiten un sinfín de posibilidades para mejorar la sostenibilidad. Otro ejemplo importante de lo que permite la domótica en el sector de la salud es controlar y dar aviso cuando detecta mala calidad del aire, niveles altos de CO2 o gases VOP. También puede detectar agentes patógenos y así controlar y regular la existencia de virus y bacterias dentro de nuestras viviendas o espacios de trabajo.

7. Los materiales de construcción. Un espacio saludable tiene que proporcionar una temperatura y humedad de confort y una calidad de aire adecuada. Materiales que son permeables y dejan “respirar” al edificio, pinturas que no emiten sustancias qúimicas, solados que no emiten cargas electróstáticas, elementos todos a tener en cuenta.

8. El cuidado de las instalaciones. Las instalaciones discurren por espacios ocultos que en muchos casos no se limpian ni se revisan. Estos espacios en muchas ocasiones tienen además falta de ventilación y/o humedades por lo que son espacios estupendos para la aparición de agentes patógenos. La limpieza de estos espacios, dotarles de registro y accesibilidad , la ventilación de las cámaras y por su puesto el correcto mantenimiento de filtros de las instalaciones son puntos clave para evitar la propagación de enfermedades.

9. La elección del mobiliario. La tecnificación y producción de materiales a gran escala y bajo coste ha llevado a la introducción de productos derivados como colas, pinturas, barnices, betunes y aditivos que pueden emitir partículas nocivas a al aire que respiramos. Unos de los casos más importantes es la emisión de aldehídos por las colas de los tableros de partículas que se utilizar en el mobiliario.

10. La introducción de la naturaleza en la arquitectura. Las plantas son filtros naturales para la eliminación de partículas patógenas, además crean ambientes saludables que nos transmiten bienestar. De forma controlada, es interesante introducir elementos vegetales que purifiquen el aire, nos libren de los agentes nocivos y sirvan también de regulación de humedad interior.

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