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Arranca la COP27 con la mirada puesta en la financiación para revertir los impactos del cambio climático

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) de este año se lleva a cabo en Sharm el-Sheikh, en un contexto de fenómenos climáticos extremos por doquier, una crisis energética provocada por la guerra en Ucrania y datos científicos que reiteran que el mundo no está haciendo lo suficiente para reducir las emisiones de carbono y proteger el futuro de nuestro planeta.

El Secretario General, António Guterres, ha dicho que esta Conferencia, la COP27 por ser la número 27 desde que comenzó la serie, debe ser capaz de dar soluciones que estén a la del problema. La pregunta es ¿cumplirán los líderes?  Las Conferencias sobre el Cambio Climático se encuentra entre las conferencias anuales relacionadas con el clima más grandes e importantes del planeta.

En 1992, la ONU organizó la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, Brasil, en la que se adoptó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y se estableció su agencia coordinadora, que ahora conocemos como la Secretaría sobre el Cambio Climático de la ONU.

En este tratado, las naciones acordaron «estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera para evitar interferencias peligrosas de la actividad humana en el sistema climático». Hasta el momento, 197 naciones y entidades lo han firmado.

Desde 1994, cuando el tratado entró en vigor, la ONU ha estado reuniendo anualmente a casi todos los países del mundo en esta cumbres climáticas, conocidas en el mundo diplomático como COPs, que significa «Conferencia de las Partes».

Durante estas reuniones, las naciones han negociado varias extensiones del tratado original para establecer límites legalmente vinculantes a las emisiones, por ejemplo, el Protocolo de Kioto en 1997 y el Acuerdo de París adoptado en 2015, en el que todos los países del mundo acordaron redoblar los esfuerzos para intentar limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados por encima de las temperaturas preindustriales.

También han tratado de impulsar la financiación de lo que se denomina la acción climática, es decir el conjunto de medidas para hacer frente al cambio climático. La COP26 del año pasado, en la que se cumplieron cinco años desde la firma del Acuerdo de París (se saltó un año por la pandemia de COVID), culminó con el Pacto Climático de Glasgow, el cual mantuvo aún vivo el objetivo de frenar el calentamiento global a 1,5 grados, pero “con un pulso débil”, como declaró la entonces presidencia del Reino Unido.

No obstante, hubo avances para hacer que el Acuerdo de París sea completamente operativo, ya que se finalizaron los detalles para su implementación práctica, a través del Libro de Reglas de París.

En la COP26, los países también acordaron asumir compromisos más sólidos este año, incluidos planes nacionales actualizados con objetivos más ambiciosos. Sin embargo, solo 23 de 193 países han presentado sus planes a la ONU hasta ahora.

En Glasgow, también se hicieron muchas promesas dentro y fuera de las salas de negociación con respecto a los compromisos de cero emisiones netas de carbono, la protección de los bosques y la financiación climática, entre muchos otros temas problemáticos.

De acuerdo con la declaración de la visión presidencial, COP27 consistirá en pasar de las negociaciones a la «planificación para la implementación» de todas estas promesas y compromisos realizados. Según los expertos, además de revisar cómo implementar el Libro de Reglas de París, la conferencia también verá negociaciones sobre algunos puntos que quedaron inconclusos después de Glasgow.

Estos temas incluyen el financiamiento de “pérdidas y daños” para que los países en la primera línea de la crisis puedan hacer frente a las consecuencias del cambio climático, que va más allá de lo que pueden adaptarse a este. También incluye el cumplimiento de la promesa de los países desarrollados de destinar 100.000 millones de dólares cada año al financiamiento para la adaptación de los países con menores ingresos.

Las negociaciones también incluirán discusiones técnicas, por ejemplo, para especificar la forma en que las naciones deben medir prácticamente sus emisiones para que haya igualdad de condiciones para todos. Todas estas discusiones allanaran el camino para el primer Inventario Global en COP28, que en 2023 evaluará el progreso colectivo global en mitigación del impacto del cambio climático, la adaptación a este y los medios de implementación del Acuerdo de París.

Los objetivos de la COP27

Mitigación: La Mitigación del Cambio Climático se refiere a los esfuerzos para reducir o prevenir la emisión de gases de efecto invernadero. La mitigación puede significar el uso de nuevas tecnologías y fuentes de energía renovables, hacer que los equipos más antiguos sean más eficientes desde el punto de vista energético o cambiar las prácticas de gestión o el comportamiento de los consumidores.

Se espera que los países muestren cómo planean implementar la convocatoria del pacto de Glasgow, revisar sus planes climáticos y crear un programa de trabajo relacionado con la mitigación. Esto significa presentar objetivos de emisiones más ambiciosos para 2030, ya que ONU Cambio Climático ha declarado que los planes actuales aún no son suficientes para evitar un calentamiento catastrófico.

Adaptación: El cambio climático está aquí. Más allá de hacer todo lo posible para reducir las emisiones y reducir el ritmo del calentamiento global, los países también deben adaptarse a las consecuencias climáticas para poder proteger a sus ciudadanos.

Las consecuencias varían dependiendo de la ubicación. En unos lugares, podría significar el riesgo de más incendios o inundaciones, en otros de sequías o días más cálidos o más fríos, y en otros un aumento del nivel del mar. En la COP26, los delegados adoptaron un programa de trabajo sobre la meta global de adaptación establecida en el Acuerdo de París.

El plan se puso en marcha para equipar a las comunidades y los países con el conocimiento y las herramientas para garantizar que las acciones de adaptación que toman realmente están moviendo al mundo hacia un futuro más resistente al clima.

La Presidencia de COP27 espera que las naciones capturen y evalúen su progreso para mejorar la resiliencia y ayudar a las comunidades más vulnerables. Esto significa que los países asuman compromisos más detallados y ambiciosos en los componentes de adaptación de sus planes climáticos nacionales.

El año pasado, los países desarrollados acordaron al menos duplicar el financiamiento para la adaptación, y muchas partes interesadas están pidiendo niveles aún mayores de financiamiento para la adaptación para igualar los montos que ahora se gastan en mitigación, según lo establecido en el Acuerdo de París. Este definitivamente será un gran tema de conversación en Sharm el-Sheikh.

La Secretaría sobre el Cambio Climático de la ONU tiene claro que para responder a los riesgos climáticos presentes y futuros es necesario aumentar significativamente la escala de financiera para la adaptación, de todas las fuentes, públicas y privadas. Todos los integrantes deben participar: gobiernos, instituciones financieros y el sector privado.

Finanzas climáticas: Las finanzas climáticas volverán a ser un tema principal en la COP27, muchas discusiones relacionadas con las finanzas ya están en la agenda, y los países en desarrollo hacen un fuerte llamado a los países desarrollados para asegurar un apoyo financiero suficiente y adecuado, particularmente para los más vulnerables.

Probablemente se escuchará mucho sobre los famosos 100.000 millones de dólares, la promesa anual que las naciones desarrolladas no están cumpliendo. En 2009 en Copenhague, los países ricos se comprometieron con este financiamiento, pero los informes oficiales todavía muestran que no se está alcanzando este objetivo. Los expertos esperan que la COP27 haga realidad este compromiso finalmente para 2023.

El cambio climático, a través de fenómenos meteorológicos extremos como los ciclones tropicales, la desertificación y el aumento del nivel del mar, causa daños costosos a los países. Debido a que la intensificación de estos “desastres naturales” está siendo causada por el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente de los países ricos industrializados, los países en desarrollo, a menudo los más afectados, argumentan que deberían recibir una compensación.

El tema de estos pagos, conocido como “pérdidas y daños”, será probablemente un gran tema de discusión en COP27, incluso cuando aún no se haya incluido todavía oficialmente en la agenda.

El grupo de países conocido como el G77 más China (que incluye esencialmente a todas las naciones en desarrollo) solicitó agregarlo a la agenda de la Conferencia, lo que requerirá el consenso de todos los países el primer día de las conversaciones.

Hasta la fecha, ha habido discusiones sobre el establecimiento de un fondo de Pérdidas y Daños, pero nada concreto. Expertos como el relator especial de la ONU sobre derechos humanos y clima, Ian Fry, esperan generar un mayor impulso y ponerlo en marcha (Fuente: ONU).

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