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Diversidad en las Ciudades de 15 minutos y Territorios de 45 minutos

“Un modelo de lugares para vivir cercanos, diversos e inclusivos y conectados, diseñados para regenerar las relaciones humanas y las interrelaciones con la naturaleza”. Esta es la definición a la que llegó un grupo interdisciplinar de profesionales cuando visualizaron el modelo de Ciudades de 15 minutos y Territorios de 45 minutos en España, de la mano del Foro NESI de Nueva Economía e Innovación social. 

A lo largo de los próximos meses, a través de una serie de artículos, que iremos publicando en nuestra web, profundizaremos en cada uno de los adjetivos de esta definición, detrás de los que se esconde una gran cantidad de contenido. Hoy, nos centramos en la diversidad

¿Por qué el foco en la diversidad?

El modelo de Ciudad de 15 minutos promueve un urbanismo que permita el acceso en cercanía a aquello que las personas necesitan para una buena calidad de vida. Pero ¿a qué personas estamos teniendo en cuenta? La ciudadanía es un conjunto diverso de personas con distintas necesidades y muchas de ellas han sido tradicionalmente olvidadas por el urbanismo. Si no ponemos el foco en la diversidad e inclusión como base del modelo, corremos el riesgo de reproducir e incrementar las desigualdades cuando intervenimos en los espacios urbanos. El objetivo ha de ser que cualquier persona pueda desarrollar su vida en un entorno seguro y amable, y para ello tenemos que apostar por los principios de igualdad de género, equidad y no exclusión, desde la planificación. 

Para asegurar la diversidad de personas y evitar la formación de guetos o de “islas” privilegiadas, las Ciudades de 15 minutos tienen que proporcionar acceso a diversos tipos de vivienda para distintos niveles socioeconómicos. No podemos olvidarnos tampoco de analizar y prevenir efectos no deseados de las intervenciones en nuestros barrios, pueblos y ciudades. Por ejemplo, desde el Barcelona Lab for Urban Green Justice se está haciendo un gran trabajo de análisis sobre la gentrificación ambiental. En otras palabras, se está investigando cómo reverdecer nuestras ciudades puede contribuir a procesos de expulsión de los residentes y, lo que es más importante, cómo evitarlo.  

Cuando hablamos de diversidad, también nos referimos a la variedad de servicios ofrecidos en las Ciudades de 15 minutos y Territorios de 45 minutos. Necesitamos un contexto de usos mixtos, donde los edificios y los espacios se usen de forma activa y creativa para dar respuesta a las necesidades básicas de la ciudadanía. Este tema lo abordaremos en profundidad en el segundo artículo de la serie.

Hablar de diversidad también implica hablar de las diferencias entre las distintas Ciudades de 15 minutos y Territorios de 45 minutos. A la hora de implementar el modelo, cada entidad local parte de realidades geográficas, políticas y sociales diferentes. No se trata de aplicar un molde que genere ciudades homogéneas, sino de una visión de la que cada municipio puede partir para construir su propio modelo, basándose en su idiosincrasia e identidad. 

Por último, las ciudades y territorios forman parte de un sistema interconectado. Las actuaciones en un nodo afectan a los otros, por lo que sí solo nos centramos en mejorar nuestras ciudades estaremos contribuyendo a agravar el desequilibrio territorial. Hace falta más planificación estratégica y metropolitana que ayude a vertebrar el territorio y frenar procesos de despoblación. 

¿Utopía o realidad? 

Muchas ciudades del mundo ya están trabajando por integrar la diversidad e inclusión como pilar fundamental de sus transformaciones urbanas. Por ejemplo, Portland tiene como objetivo que, en 2030, el 90% de sus residentes puedan fácilmente satisfacer andando o en bicicleta sus necesidades diarias, a excepción del trabajo. Con su “Plan de acción contra el desplazamiento», la ciudad coordina, junto con la comunidad local, políticas y acciones que promueven el desarrollo equitativo y reducen los desplazamientos involuntarios de residentes, empresas y organizaciones culturales.

Edimburgo, por su parte, ha usado criterios de vulnerabilidad a la hora de priorizar las actuaciones de su plan 2030 hacia vecindarios de 20 minutos (10 minutos ida; 10 minutos vuelta). Tras un análisis de accesibilidad, la ciudad optó por priorizar actuaciones en aquellas zonas más carentes de servicios y, además, seleccionó como prioritarias áreas con mayor índice de privación social. 

La zonificación inclusiva, los requisitos de vivienda asequible y el reconocimiento del derecho a la permanencia y al retorno de los residentes son algunos otros ejemplos recogidos en el estudio ”Políticas y herramientas de planificación para la justicia verde urbana” del BCNUEJ para promover la diversidad e inclusión, evitando que las inversiones urbanas generen procesos de expulsión. El informe “Urban mobility Next 9” de EIT Urban mobility recoge también referencias y consejos sobre cómo construir una Ciudad de 15 minutos para todas las personas.

 

El Foro NESI y sus colaboradores apostamos por barrios, pueblos y ciudades inclusivos que integren distintos tipos de vivienda, espacios y servicios para garantizar el acceso a personas con diferentes necesidades económicas y sociales. Apostamos por hábitats que se diseñen y rediseñen en base a los principios de igualdad de género, equidad y no exclusión, para que cualquier persona pueda desarrollar su vida de manera plena en un entorno seguro y amable.

¿Y tú? consulta más información en nesi.es/declaracion-ciudades-15-minutos/  y apóyanos con tu firma individual o la de tu organización.

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