A medida que los efectos del cambio climático se intensifican en todo el mundo, el «Informe sobre la Brecha de Emisiones 2024: No más promesas de humo… por favor» concluye que los países deben ser mucho más ambiciosos y adoptar medidas más contundentes en la próxima ronda de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) o, de lo contrario, el objetivo de 1,5 ºC del Acuerdo de París desaparecerá en pocos años. El informe es la 15ª edición de una serie que reúne a muchos de los mejores científicos del clima del mundo para analizar las tendencias futuras de las emisiones de gases de efecto invernadero y ofrecer posibles soluciones al reto del calentamiento global.
El informe examina cuánto deben prometer y cumplir los países para reducir los gases de efecto invernadero en la próxima ronda de Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC), cuyo plazo de actualización está previsto para principios de 2025 antes de la COP30. Se necesitan reducciones del 42% para 2030 y del 57% para 2035 para alcanzar el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 ºC.
Si no se aumenta la ambición en estas nuevas NDC y se empieza a cumplir inmediatamente, el mundo se encaminaría hacia un aumento de la temperatura de entre 2,6 y 3,1 °C a lo largo de este siglo. Esto tendría consecuencias devastadoras para las personas, el planeta y las economías. Desde el punto de vista técnico, sigue siendo posible limitar el aumento de la temperatura media mundial a 1,5 ºC.
Asimismo, la energía solar, eólica y las medidas basadas en los bosques prometen reducciones rápidas y radicales de las emisiones. Para aprovechar este potencial, sería necesario que las NDC suficientemente sólidas estuvieran respaldadas urgentemente por un enfoque de todo el gobierno, medidas que maximicen los beneficios socioeconómicos y medioambientales, una mayor colaboración internacional que incluya la reforma de la arquitectura financiera mundial, una fuerte acción del sector privado y un aumento mínimo de seis veces en la inversión de mitigación.
Informe sobre adaptación
A medida que los impactos climáticos se intensifican y afectan a los más pobres del mundo, el «Informe sobre la Brecha de Adaptación 2024: Contra viento y marea» concluye que las naciones deben aumentar drásticamente sus esfuerzos de adaptación climática, comenzando con el compromiso de actuar en materia financiera.
El informe concluye que los avances en la financiación para la adaptación no son lo suficientemente rápidos como para cerrar la enorme brecha entre las necesidades y los flujos, lo que contribuye a un retraso continuo en los esfuerzos de planificación e implementación de la adaptación.
Los flujos internacionales de financiación pública para la adaptación a los países en desarrollo aumentaron de 22.000 millones de dólares en 2021 a 28.000 millones de dólares en 2022: el mayor aumento interanual absoluto y relativo desde el Acuerdo de París. Esto refleja el progreso hacia el Pacto Climático de Glasgow, que instó a las naciones desarrolladas a duplicar al menos la financiación para la adaptación a los países en desarrollo desde los 19.000 millones de dólares (niveles de 2019) para 2025. Sin embargo, incluso si se alcanzara el objetivo del Pacto Climático de Glasgow, solo se reduciría la brecha de financiación para la adaptación, que se estima entre 187.000 y 359.000 millones de dólares al año, en aproximadamente un 5%.
El informe insta a los países a intensificar sus esfuerzos adoptando un nuevo y sólido objetivo cuantificado colectivo para el financiamiento climático e incluyendo componentes de adaptación más fuertes en su próxima ronda de compromisos climáticos.
Dada la magnitud del desafío, para cerrar la brecha financiera de la adaptación también se necesitarán enfoques innovadores para movilizar recursos financieros adicionales. El fortalecimiento de los factores facilitadores es crucial para desbloquear la financiación innovadora de la adaptación. También será necesaria una inversión en la adaptación estratégica y transformacional, que es más difícil de financiar. La financiación de la adaptación debe pasar de una financiación reactiva, incremental y basada en proyectos a una adaptación más anticipatoria, estratégica y transformacional (Fuente: PNUMA).