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Diez claves de la COP25

Quiero, consultora que trabaja en la ecuación negocio, sostenibilidad y marca, reunió a un grupo de expertos en cambio climático, medio ambiente y desarrollo sostenible para que analizaran las expectativas y los desafíos que nos presenta la COP25 de Madrid.

Nos estamos quedando sin tiempo para actuar, pero aún no es demasiado tarde”. Estas fueron las palabras de António Guterres, secretario general de la ONU, durante la pasada Cumbre de Acción Climática celebrada en septiembre Nueva York. Un mes después, tras las protestas que se iniciaron en Chile por la desigualdad social y ante la imposibilidad del país latinoamericano de acoger la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Gobierno de España en funciones acordó con su homólogo chileno celebrar la COP25 en Madrid, que tendrá lugar entre el 2 y el 13 de diciembre. “En Madrid arranca un año decisivo para la acción climática”, señalaba recientemente Teresa Ribera, ministra en funciones para la Transición Ecológica.

En la reunión de expertos organizada por la consultora Quiero, participaron Sara Pizzinato, miembro del Patronato de Fundación Renovables; Tom Kucharz, militante de Ecologistas en Acción e investigador social; Javier Cortés, director del Programa de Ciudades del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, y José Cristóbal Ferreras, miembro de Fridays For Future, que compartieron sus puntos de vista y lo que nos jugamos como sociedad el próximo 14 de diciembre, cuando finalice la Cumbre.

Estas son las 10 claves principales que señalaron los expertos:

Impulso al Acuerdo de París. Ha sido el acuerdo multilateral más importante de la historia en el que 195 países se comprometieron en 2015 a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el calentamiento global entre un 1,5ºC y 2ºC en 2100, con respecto al periodo preindustrial (siglo XVIII). Cuatro años después, en la COP25 los países tienen que hacer firmes sus compromisos a partir de 2020 para reducir sus emisiones de CO2 en los mercados de carbono, a través de la mitigación y adaptación del Artículo 6 del Acuerdo de París.

“El problema es que no estamos ante una carrera de años: vamos a contrarreloj. Está en juego el futuro de todo el planeta, de esta generación y de las que vienen, porque si no va a ser insostenible. Habremos generado una desigualdad tan grande que no habrá solución a este problema”, afirma José Cristóbal Ferreras, miembro de Fridays For Future.

Mayor ambición.El tiempo frente al cambio climático es limitado, por eso los países deberían comprometerse a poner en marcha el Acuerdo de París en 2020 y ser mucho más ambiciosos”, comenta Sara Pizzinato, miembro del Patronato de Fundación Renovables. Como dice el lema de la COP25 “#TiempoDeActuar” es necesario un compromiso global para reducir las emisiones en un 7,6% anual durante la próxima década para lograr el objetivo de que la temperatura no aumente un 1,5ºC. Además, durante la Cumbre del Clima se tiene que avanzar en la involucración de los mercados de carbono al Acuerdo de París, las aportaciones al Fondo Verde del Clima que se cifran en más de 100.000 millones de euros, los mecanismos de daños y compensaciones por fenómenos climáticos extremos o el apoyo a los países en vías de desarrollo en su transición hacia a un nuevo modelo energético sostenible.

Liderazgo de la UE. La Unión Europea se comprometió en la pasada COP24 de Katowice a ser neutra en carbono en 2050, pero llega sin un consenso debido a que Polonia, Hungría, República Checa y Estonia se opusieron a cumplir con la fecha en el pasado Consejo Europeo, celebrado en Bruselas. Ante la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París y la simbología que arrastrará al ser el segundo país que más CO2 consume (14,6%, según Visual Capitalist) y que China es el mayor emisor de CO2 (27,2%), la UE tiene una oportunidad histórica para abanderar la lucha contra el cambio climático, primero por convencimiento y segundo para marcar el camino hacia una transición energética real que compense su histórico desarrollo industrial.

En Europa se va a celebrar justo después de que finalice la COP25, un Consejo Europeo, el 12 y 13 de diciembre, que va a ser clave, porque es ahí donde se tiene que decidir, más allá de la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París, si Europa va a volver a tomar el liderazgo asumiendo un mayor compromiso vinculante para reducir el 65% de las emisiones de CO2 para 2030 y la descarbonización total para 2040. Sólo tenemos un margen de 10 años (hasta la Agenda 2030). Por eso tenemos que ser más ambiciosos desde Europa y plantearnos los objetivos a 2040, no a 2050 como el resto del Planeta”, considera Sara Pizzinato.

José Cristóbal Ferreras va más allá: “Demandamos a la UE que haga reducciones del 85% de aquí a 2030. Puede parecer imposible, pero si nos enmarcamos en la justicia climática nuestra responsabilidad es hacer más por el planeta desde estas latitudes de lo que están haciendo el resto de los países. Además, entendemos que para 2035 deberíamos llegar a un cero neto en emisiones”.

El papel de España. Que España albergue la primera Cumbre del Clima es un hito para nuestro país y una oportunidad para reforzar nuestro compromiso con el cambio climático. El Plan Nacional Integrado de Clima y Energía, que se tendrá que presentar antes del 31 de diciembre de 2019, y la Ley de Transición Energética nos examinarán. Por eso, Sara Pizzinato espera que en el Consejo Europeo ese compromiso se pueda plasmar en la Ley de Transición Energética y en el Plan Nacional Integrado de Clima y Energía que es vinculante a nivel europeo: “Nuestro compromiso actual como país es de una reducción del 20% de emisiones de CO2, pero desde la Fundación Renovables entendemos que debería de ser de un 55% para 2030, sobre los niveles de 2005, no sobre los de 1990, porque ahí nuestras emisiones estaban muy bajas. Este compromiso sería clave y un trasladaríamos un mensaje de positivo al resto del mundo”.

Por su parte, Tom Kucharz, militante de Ecologistas en Acción e investigador social, no está tan esperanzado: “La realidad es que seguimos sin Ley de Transición Energética, lo que demuestra que no hay ni había voluntad parlamentaria para que se discuta. Mientras que el Plan Nacional Integrado de Clima y Energía parece insuficiente para nuestro país”.

 ‘Zona Azul’ y ‘Zona Verde’. Durante el encuentro estuvo muy presente la diferenciación de las zonas oficiales de la COP25: la ‘Zona Azul’ será el espacio administrado por las Naciones Unidas y en el cual tendrán lugar las sesiones de negociación de esta Cumbre. Mientras, que la ‘Zona Verde’ estará a disposición de toda la sociedad civil y albergará diferentes actividades y encuentros para que participe de manera directa en la celebración de la COP.

La ‘Zona Azul’ y la ‘Zona Verde’, así como la Cumbre Social por el Clima -que se desarrollará en Madrid, de manera paralela- tienen que impulsar la lógica de la colaboración y alinear los objetivos compartidos para conseguir las transformaciones que todos los que estamos involucrados en el desarrollo sostenible buscamos y trabajamos para impulsarlas”, sostiene Javier Cortés, director del Programa de Ciudades del Pacto Mundial de las Naciones Unidas.

Por su parte, Tom Kucharz, no dudó en afirmar que “hay una gran desconexión entre el mundo institucional y empresarial porque conocen poco o nada de las comunidades que mueren a causa del cambio climático y no saben las consecuencias que puede tener que la temperatura del Planeta crezca entre 1,5º y 2ºC. Por ejemplo, tres cuartas partes de combustibles fósiles de las reservas conocidas deberían quedarse en el subsuelo si no queremos que la temperatura aumente en ese porcentaje”.

Cumbre Social por el Clima. La #COPForFuture se inicia el día 6 con la manifestación de la Cumbre Social del Clima, que recorrerá Madrid desde Atocha a Nuevos Ministerios, y durará hasta el 13 de diciembre, y será el altavoz de los pueblos por el clima más allá de la COP25. “Tenemos una gran esperanza de movilización a través de la sociedad civil y del impulso en las reivindicaciones de las nuevas organizaciones surgidas como Extinction Rebellion o Fridays For Future para demandar un mayor compromiso de los gobiernos y las empresas para frenar la crisis climática. Creemos que la sociedad civil va a ser la responsable de exigir a los políticos que piensen en todos”, como afirma José Cristóbal Ferreras, miembro de Fridays For Future.

Mientras que Kucharz recuerda que “si preguntamos a los grupos locales que van a tener presencia esta Cumbre Social por el Clima, nos dirán que contamos con muchos conflictos socioambientales como el urbanismo, las nuevas infraestructuras o la protección de ecosistemas, a pesar de haber celebrado 25 Cumbres del Clima vemos que no hemos mejorado casi nada”.

“Green New Deal”. Cuando los efectos del cambio climático se han hecho cada vez más patentes, se ha empezado a acuñar el término de ‘Green New Deal’, un nuevo acuerdo global para el impulso de la economía que a su vez proteja al planeta.

 Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se nos presentan como una gran oportunidad para construir un nuevo contrato social a nivel global o ‘Green New Deal’, basado en una transición hacia una economía descarbonizada y solidaria. 2015 supuso un impulso a la sostenibilidad con la aprobación de la Agenda 2030 y el Acuerdo de París. Por eso, la COP25 se presenta como otra oportunidad histórica para impulsar el desarrollo sostenible”, valora Javier Cortés, director del Programa de Ciudades del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, quien destaca cinco ejes de transformación: ciudadanía movilizada, sostenibilidad en los modelos productivos, co-creación, innovación y la comparativa de datos para hacer un buen seguimiento y poder modelizar”.

Nuevo contrato social. El acceso a la energía supone el primer paso para el desarrollo de la sociedad, pero éste, al que se sumarán los países en vías de desarrollo y aquellos más pobres, ya no podrá sustentarse en los combustibles fósiles. Sara Pizzinato sostiene que lo que hace falta en primer lugar es “un cambio de perspectiva: que la energía pase a ser un derecho y no un producto, y haya un acceso a una energía asequible y limpia para todos”.

La Fundación Renovables ha elaborado el informe “El Contrato Social de la Energía: Electrificar para democratizar” y como explica Pizzinato “queremos ser un altavoz de los objetivos que deberían salir de  esta Cumbre. Creemos que la sociedad se tiene que involucrar en el sector de la energía, que es el mayor

causante de las emisiones de CO2, y por ello estamos promoviendo un nuevo contrato social. La sociedad no debería ser únicamente la que se haga cargo de los efectos del cambio climático, sino que debería ser corresponsable para buscar soluciones y entrar en el debate, porque los que han creado el problema no pueden ser los únicos que propongan las soluciones finales”.

Justicia climática. “Tenemos una gran confianza en la sociedad civil organizada para hacer realidad la justicia climática. ¿Qué podemos hace para cambiar el mundo? Por lo menos organizarnos y movilizarnos para exigir a los poderes económicos e institucionales que se comprometan realmente”, dice José Cristóbal Ferreras, anhelo que también comparte Tom Kucharz: “Es necesario llevar a la COP25 la justicia en sus múltiples formas: justicia social, ambiental, justicia Norte-Sur, justicia de género, justicia para las poblaciones más afectadas”.

Los cuatro participantes en el encuentro coincidieron en que desde la Cumbre Social del Clima las diferentes organizaciones, asociaciones y ONG que lleguen a Madrid van a tener muy presente ese equilibrio social que debería impulsar la transición energética hacia una economía global descarbonizada, así como las demandas sociales del pueblo chileno y de los representantes latinoamericanos de la sociedad civil que iban a estar presentes en Santiago de Chile, pero que muchos no podrán cruzar el charco.

Colaboración e implicación. Todas las Cumbres del Clima se presentan como fundamentales para adquirir compromisos para frenar y mitigar el cambio climático, pero en esta de Madrid todos nos jugamos mucho como ciudadanos del mundo. Javier Cortés aboga por la “colaboración” entre gobiernos, organismos multilaterales, empresas y sociedad civil para hacer esa transición justa hacia una economía verde porque “quien no sea capaz de generar confianza está limitado en su capacidad para desarrollar estrategias en el medio y largo plazo”.

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