La reducción, muy alentadora, de las emisiones de gases de efecto invernadero refuerza la confianza en la capacidad de la UE para cumplir su objetivo climático de 2030 de reducirlas al menos un 55% en comparación con el nivel de 1990, y se ha debido en gran medida al crecimiento de la generación de energía renovable. De cara al futuro, se debe lograr una reducción de las emisiones de 134 millones de toneladas de GEI al año (unos 2,8 puntos porcentuales de las emisiones de 1990, o la mitad de la reducción de emisiones registrada en 2023) en promedio desde ahora hasta 2030.
El informe también destaca los avances logrados en materia de adaptación y resiliencia a los efectos cada vez más intensos de la crisis climática, al tiempo que reconoce los importantes obstáculos que existen para lograr que la UE sea resiliente al cambio climático de aquí a 2050.
El informe recuerda que este año se publicó la primera evaluación europea de riesgos climáticos, en la que se identificaron los principales riesgos que requieren una acción urgente. Sobre esta base, el informe pide que se tenga en cuenta la exposición al riesgo climático en todos los niveles de gobernanza a la hora de establecer prioridades políticas y desplegar recursos escasos.
Esto requiere una acción en todas las políticas sectoriales, como el entorno construido, la energía, la salud, el agua, los sistemas alimentarios, la economía y las finanzas. Si bien el informe concluye que la capacidad de adaptación está mejorando lentamente en los Estados miembros, es necesario hacer más para promover enfoques que abarquen a todo el gobierno y la cooperación con el sector privado y los ciudadanos.