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Londres 2070

Londres: visión urbana de un futuro lejano

Londres, la mayor área metropolitana de Europa, con el permiso de las periféricas Moscú y Estambul, ha concentrado en un solo documento su visión como ciudad-región para dentro de cinco décadas. Se trata del informe London 2070, que ha sido realizado por la consultora internacional Aecom, con una mirada a un futuro lejano, pero que, según los autores, debe empezar a dibujarse ahora, superando la visión a corto plazo de los cronogramas de los policy-makers actuales.

London 2070 detecta que la capital británica posee, a pesar de su vigor económico, una notable desigualdad estructural, con focos de pobreza dispersos por casi toda su geografía, y con la presencia de importantes barreras en el acceso a la vivienda. Por otra parte, muchas de las infraestructuras vitales están al límite de sus capacidades o empiezan a presentar problemas de obsolescencia. Esto afecta a la resiliencia de la metrópolis ante al cambio climático o frente a los efectos insospechados de la cuarta revolución industrial en el tejido productivo y social. En referencia a la conectividad, la pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de las redes digitales  y  la necesidad de repensar la economía y, en general la vida social, en clave de proximidad física, sin olvidar la importancia de una red de transporte de altas prestaciones.

Resiliencia, interconexión y equilibrio

El documento presenta 10 grandes ideas para el futuro -que en realidad son unas cuantas más- para cada uno de los siguientes ámbitos: la economía, la comunidad, los centros urbanos, los hogares, la atención médica, el transporte,  la energía y los recursos, los alimentos, el agua y el medio ambiente. Todo ello para llegar a una metrópolis resiliente, interconectada, responsable, y equilibrada hacia finales de siglo. En el ámbito económico, se trataría conectar de forma complementaria los centros de excelencia en fabricación avanzada, ciencias de la vida y la investigación basada en la tecnología que existen a lo largo de la región urbana hasta constituir un sistema coherente y bien comunicado.

En el ámbito de la comunidad la clave es reforzar el carácter policéntrico de Londres logrando que cada una de las comunidades locales sea un centro de atracción de trabajo, intercambio y cooperación, capaz de resolver a pequeña escala desafíos climáticos, alimentarios, energéticos o de economía circular. Del mismo modo,  los centros urbanos metropolitanos de éxito en el futuro serán aquellos que sean capaces de alinear los objetivos aspiracionales de los vecinos con los de los inversores y las agencias que intervengan en sus territorios.

Flexibilidad y conectividad

Los hogares de 2070 deberán ir más allá de la neutralidad de carbono y convertirse en el resultado de un diseño inteligente que integre el bienestar físico y mental, la gestión de la energía, y den respuesta a una nueva generación de usos, todavía por descubrir, donde la flexibilidad y la conectividad jugarán un papel esencial. La atención médica de final de siglo estará muy relacionada con el hogar a través de una telemedicina sofisticada, que será la norma. Aunque muchas enfermedades serán eliminadas gracias a la genómica y a la ciencia de datos, la necesidad de atención en muchos ámbitos persistirá.

Para el transporte se dibuja un escenario donde la posesión individual de un vehículo será la excepción. La infraestructura digital avanzada será el instrumento que permitirá optimizar al máximo el transporte físico en el que, junto a los medios tradicionales, debería generalizarse la movilidad como servicio, con flotas de vehículos autónomos que la harán posible.

Sin combustibles fósiles

En 2070 el sistema eléctrico deberá estar totalmente descarbonizado y el transporte ya no dependerá de los combustibles fósiles. Deberán continuar los esfuerzos para ganar eficiencia energética en todos los ámbitos, objetivo en que la gestión de datos será determinante. Se espera que para entonces el entorno construido sea capaz de proporcionar mayor energía que la que consume. Todo nuevo diseño deberá tener, como directriz, la minimización del residuo e incluso su desaparición como concepto. La revolución de los materiales debería contribuir en gran medida a este objetivo.

Dentro de cinco décadas, se prevé que en la región urbana de Londres florezcan una gran cantidad de cultivos para proveer el mercado local, aprovechando zonas que actualmente están en desuso. La agricultura será valorada no solo por su capacidad de ofrecer seguridad alimentaria, sino también servicios ecosistémicos a la sociedad. El agua será revalorizada en función de su escasez, ya manifiesta hoy en día debido a la enorme presión demográfica de la conurbación londinense. Ello comportará la puesta en marcha de mecanismos de gestión complejos y coherentes con el alto valor del recurso.

Finalmente, en cuanto al medio ambiente en general, London 2070 describe la puesta en marcha de soluciones urbanas basadas en la naturaleza en las que la restauración de cursos de agua, junto a nuevos corredores verdes tracen nuevos recorridos urbanos con valor ecológico y recreacional.

El documento termina con una gran imagen, en forma de mandala, que sintetiza la visión de la ciudad-región para 2070, un área que supera la actual y que se prevé que acoja entre 25 y 30 millones de habitantes.


Texto: Albert Punsola


 

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