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París, plan de reducción emisiones

El plan de París para alcanzar la neutralidad climática en 2050 con cero emisiones en el interior de la ciudad

La ciudad de París ha recibido uno de los Premios a la Acción Climática Mundial de la ONU que se conceden anualmente en diversas categorías. Concretamente, la capital francesa ha sido galardonada en la de ‘Líderes por el clima’ por su ambicioso plan de reducción de las emisiones locales para 2050, logrando así el objetivo de la neutralidad climática la ciudad (reducción en un 80% de huella de carbono global y cero emisiones en el interior de la ciudad). De conseguirse, ello supondría una reducción del 80 % de la huella de carbono de París en comparación con los niveles de 2004.

Los otros dos premiados en esta categoría han sido el municipio danés de la isla de Samsø, que ha transformado por completo su sistema energético, convirtiéndose así en la primera isla de del mundo que funciona completamente con energía renovable, y el área metropolitana de Guadalajara (México), por su plan contra el cambio climático, el primer instrumento de este tipo creado a escala metropolitana en el país.

La ambición de la capital francesa está recogida en el documento Plan de Acción por el Clima de París, que puede leerse también en español. El documento presenta, en primer lugar, un resumen del gran número de acciones por el clima que se han llevado a cabo en la última década y que incluyen, entre otras: la renovación del alumbrado público con la reducción de un 30% del consumo energético; la instalación masiva de paneles solares (50.000 m2); un programa de reducción y reconversión de las todas flotas de vehículos municipales para limitar sus emisiones; la mejora de la recogida selectiva de residuos; y la rehabilitación de más de 36.000 viviendas. Cabe señalar que edificios son los primeros consumidores energéticos de la capital.

El Plan de Acción por el Clima de París se estructura a continuación en cuatro grandes apartados.

Neutralidad en carbono

El primero de ellos es la neutralidad en carbono con energías 100% renovables. Para este objetivo París quiere dotarse de un gobierno local de la energía y movilizar todos los recursos disponibles en su propio territorio, aprovechando su alta densidad edificatoria para la captación solar, así como activar las importantes y -poco conocidas- posibilidades de aprovechamiento de energía geotérmica.

Otro punto importante es la recuperación de calor de aguas residuales y de los numerosos data centers que posee la ciudad y la extensión de la red de refrigeración urbana que ahora cubre el 38% de la superficie a todo el territorio.

En movilidad se pretende restringir el uso del automóvil progresivamente, así como eliminar el uso de vehículos de gasolina en 2030, además de impulsar fuertemente el uso de la bicicleta y el transporte público libre de carbono. A todo ello se suma una expansión del metro sin precedentes (proyecto Grand Paris Express) y una regulación de la movilidad que resuelva el problema de la última milla.

Las otras grandes piezas para la neutralidad en carbono son los edificios (junto con el urbanismo) los residuos y la alimentación. Para los primeros se ha propuesto renovar el 100% del parque edificado, que está actualmente muy envejecido. Los proyectos de desarrollo urbano también deberán ser neutros en carbono por definición.

En residuos se está implantando un plan de economía circular desde 2017, cuyo despliegue se intensificará. También se reducirá la huella de carbono de la alimentación, que en París supone el 18% del total, y se reducirá la dependencia alimentaria del exterior en favor de la proximidad. Hoy la distancia media de suministro de alimentos a la capital es de 660 kilómetros

Resiliencia y calidad de vida

París ya ha experimentado los efectos del cambio climático con una mortalidad muy elevada en períodos de altas temperaturas. Para evitar que esto se repita en el futuro la estrategia de la ciudad pasa por reconsiderar conjuntamente los riesgos y las tensiones que afectan la vida en la ciudad para proporcionar soluciones globales basadas en la solidaridad y la resiliencia.

Un trabajo conjunto, con más de 800 stakeholders, ha señalado que para obtener estas soluciones se debe trabajar en cuatro puntos: la mejora de la calidad del aire, yendo incluso más allá de lo que marcan las recomendaciones de la Organización Mundial de la salud; la resistencia a los efectos perniciosos de las altas temperaturas, propiciando que cualquier parisino no esté a más de siete minutos a pie de una ‘isla de frescor’; la naturalización y la mejora de la biodiversidad de la ciudad, y un tratamiento más sostenible del agua urbana que garantice el suministro de agua potable en cualquier circunstancia y que proteja todos los recursos hídricos.

Visión ecosistémica

Esta visión conecta la transición energética con distintos aspectos sociales. París considera que las inversiones del su plan de acción climática no son meras ‘operaciones técnicas’, sino que deben realizarse para combatir la precariedad social, dinamizando las comunidades y la economía local, con la creación de nuevos empleos y de nuevos nichos profesionales. En definitiva, la transición energética debe ser también una “transición social”.

En ella adquieren relevancia conceptos como la salud, la equidad y el respeto por la diversidad con un tejido social reforzado y más inclusivo. Todo ello solo será posible con una gran movilización ciudadana que incluya a empresas, organizaciones y personas. La información bien administrada y la celebración de “eventos ecorresponsables” puede contribuir a la toma de conciencia y a la promoción de patrones de vida más sostenibles.

Esta visión ecosistémica también implica una modificación del actual modelo de gobernanza para posibilitar una mayor participación de todos.

Ambiciones y medios

El último apartado del documento está centrado en cómo alinear la  necesidad de conseguir todos los objetivos con los recursos disponibles. Se centra, en primer lugar, en la preparación de la financiación de la transición energética, con herramientas innovadoras en este campo (como por ejemplo el patrocinio verde o el establecimiento de un sistema general de préstamos ecológicos) y otras, que no lo son tanto, pero que han demostrado su eficacia, cómo es el caso de los presupuestos participativos.

Otro instrumento que cabe destacar es el establecimiento por parte de la ciudad de mecanismos de compensación de carbono que deberán concretarse en una plataforma de proyectos para su desarrollo. Esta plataforma debería ser útil, por ejemplo, para compensar las emisiones asociadas a los desplazamientos aéreos profesionales de los representantes y agentes de la comunidad.

Este apartado, y el propio documento, se cierran con una llamada a reforzar el papel de la propia ciudad de París como actor internacional que actúe de portavoz para otras ciudades que quieran emprender planes equivalentes en la acción climática (Foto: Plan de Acción por el Clima de la ciudad de París/Jean Baptiste Huliart).


Texto: Albert Punsola


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