El proyecto integra disciplinas emergentes como la neurociencia ambiental, que estudia los efectos de los espacios verdes sobre la salud mental, y combina este conocimiento con soluciones basadas en la naturaleza (NbS) para mejorar la resiliencia climática, la biodiversidad y el bienestar social.
Acompañan a Barcelona otras cuatro ciudades líderes: Prato, Atenas, Helsinki y Nova Gorica, y seis ciudades seguidoras: Reikiavik, Cork, Matosinhos, Pécs, Birštonas y Hersonissos, que representan distintos retos y problemáticas vinculadas con la resiliencia climática.
Actualmente, las cinco ciudades líderes participantes en GreenInCities han seleccionado las herramientas y metodologías más adecuadas para afrontar sus retos y han celebrado los primeros talleres de cocreación y coanálisis con la participación de actores locales. El siguiente paso será desarrollar los primeros prototipos y realizar pruebas en entornos urbanos reales.
GreenInCities es un proyecto de alcance europeo alineado con el Pacto Verde Europeo y la New European Bauhaus. Esta conexión con las políticas europeas permite que no sea solo un proyecto de transformación local, sino también un modelo replicable para la planificación urbana sostenible en toda Europa.
Transformación urbana de la desembocadura del Besòs
GreenInCities impulsa la transformación urbana y ambiental del río Besòs mediante una intervención coordinada por el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona (PEMB), el Consorcio del Besòs, el Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña (IAAC) y MCRIT. Incluye la instalación de sensores y kits de ciencia ciudadana, como el Wildlife Citizen Science Kit, para monitorizar el entorno y fomentar la participación activa de la ciudadanía. El proyecto también contempla el uso de drones y videojuegos interactivos que, conectados al gemelo digital desarrollado por Kaunas University of Technology (KTU), contribuirán a la recopilación e integración de datos en una plataforma tecnológica común.
La propuesta urbanística busca incrementar la biodiversidad y crear un espacio más resiliente al cambio climático. Según Francesc Romero, experto en transformación urbana del Consorcio del Besòs, «se quiere intervenir en los pavimentos, reduciendo la superficie impermeable generada por la losa de hormigón existente, así como aumentar la superficie de plantación». El proyecto prevé sustituir la vegetación actual por especies autóctonas de gran copa, con menores requerimientos hídricos, contribuyendo así a reducir el efecto isla de calor y a crear un refugio climático de gran valor paisajístico.
La ciudadanía ha estado implicada desde el inicio en un proceso de codiseño en colaboración con el Ayuntamiento de Sant Adrià de Besòs y el Consorcio del Besòs. Se optó por convocar a expertos locales para participar en diversas sesiones del proceso de codiseño de las soluciones de renaturalización. “Desde el primer momento se implicó a la Concejalía de Participación Ciudadana y a la Concejalía de Territorio del Ayuntamiento de Sant Adrià de Besòs, en tanto que conocedores de los procesos realizados hasta la fecha. Su experiencia nos ayudó a entender los principales canales y consideraciones para llevar a cabo un proceso exitoso”, explica Romero.
También destaca que “GreenInCities es una prueba piloto para testar soluciones y metodologías para futuros proyectos”, entre los que destaca el Parque Litoral de “Les Tres Xemeneies”. El acto inaugural del proyecto, celebrado en Barcelona, contó con la participación de más de 70 técnicos europeos que visitaron el territorio, poniendo en valor el alcance del proyecto y el intercambio de conocimiento con otras ciudades implicadas.
Enfoque innovador: naturaleza y tecnología
GreenInCities apuesta por una transformación urbana que une un enfoque basado en la sostenibilidad y la renaturalización de los espacios urbanos con el uso de tecnología puntera y evidencia científica.
El proyecto parte de una premisa: las ciudades no son solo para los humanos, sino que son espacios donde deben coexistir diversas especies de forma equilibrada. Este enfoque se conoce como enfoque One Health. Por ello, GreenInCities promueve islas de biodiversidad, fachadas vegetadas y corredores verdes que conectan espacios naturales y fomentan la presencia de especies autóctonas, contribuyendo así a la resiliencia climática. Por un lado, ayudan a mitigar el efecto isla de calor reduciendo la temperatura en zonas urbanas densas; por otro, crean sistemas de drenaje sostenible que disminuyen el riesgo de inundaciones en episodios de lluvias extremas. La mejora de la cobertura vegetal urbana también contribuye a la captura de CO₂ y a mejorar la calidad del aire.
En este sentido, es clave el papel de la neurociencia ambiental, que ha demostrado que el contacto con la naturaleza tiene efectos positivos sobre el estrés y el bienestar psicológico de la población. A través de herramientas como el Neurourbanism Assessment (NUA), desarrollado por NeuroLandscape, se han evaluado estos efectos, poniendo énfasis en la importancia del diseño biofílico, las intervenciones urbanas y la creación de espacios que fomenten la conexión social y la actividad física.
En este diseño, la tecnología juega un papel clave, mediante el uso de gemelos digitales, réplicas virtuales del entorno físico que permiten simular, analizar y monitorizar su comportamiento en tiempo real a través de datos recogidos por sensores, así como mediante drones y otros dispositivos de captación de datos. En el contexto de GreenInCities, la tecnología permite visualizar el impacto de las intervenciones urbanas antes de ejecutarlas, facilitar la toma de decisiones colectivas y hacer un seguimiento continuo de su efecto sobre el medio ambiente y el bienestar de las personas.
Transformaciones que responden a las necesidades de las personas
GreenInCities busca que las soluciones desarrolladas sean útiles, sostenibles y equitativas. Para lograrlo, es clave ir más allá de la planificación urbana tradicional, apostando por un modelo participativo que implique a la comunidad. Estos procesos defienden que todas las voces sean escuchadas, empoderando a la ciudadanía y garantizando que las intervenciones respondan a las necesidades reales de las personas, los animales y las plantas que habitan los territorios objeto del proyecto.
En una primera etapa de coanálisis se identifican las oportunidades y necesidades de cada ciudad mediante cartografía comunitaria, ciencia ciudadana y la recopilación de datos con drones y sensores urbanos. En la fase de cocreación se diseñan de forma participativa los espacios verdes utilizando herramientas digitales que permiten visualizar las intervenciones, así como talleres con grupos vulnerables que aseguran la inclusividad. Un punto clave para garantizar que estas mejoras respondan a las necesidades reales de la ciudadanía es la coevaluación, etapa en la que se mide el impacto ambiental y social de las intervenciones, y se realizan talleres para ajustarlas a las necesidades de la comunidad local.
Algunos ejemplos de las implicaciones de este sistema son la mejora de la accesibilidad de los espacios verdes —ya que personas con movilidad reducida, niños o personas mayores pueden diseñar espacios adaptados a sus necesidades— o la creación de redes comunitarias, ya que este proceso fomenta la cohesión social y la autoorganización vecinal.