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Marta Vall-llossera, presidenta del CSCAE: “Los índices de rehabilitación en España son ínfimos en comparación con otros países europeos”

El quinto aniversario del Observatorio 2030 del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España y la reciente creación de un Task Force de Regeneración Urbana son algunos de los motivos que nos han impulsado a entrevistar a Marta Vall-llossera, presidenta del CSCAE.

¿Cómo afronta el Observatorio 2030 del CSCAE el año 2024, especialmente desde su nueva Comisión de Visión y Estrategia?

El Observatorio 2030 del CSCAE se creó en 2018 para alinear a todos los agentes implicados en el diseño, la planificación y la gestión de nuestros pueblos, ciudades y territorios en el cumplimiento de los ODS de la Agenda 2030. En estos cinco años, ha servido para demostrar que el sector es capaz de trabajar unido ante retos como la emergencia climática, y ha visibilizado su capacidad para adaptarse a desafíos de calado, como la pandemia de Covid19, aportando propuestas de valor.

Este trabajo, en el que tengo que agradecer, especialmente, la labor de Ángela Baldellou como directora, ha comprometido a cientos de empresas y profesionales, y también a Administraciones públicas. Ahora, es el momento de dar un paso más, aterrizando acciones que nos permitan visibilizar al sector como palanca de cambio y transformación para dar respuestas adecuadas a los retos de nuestra sociedad, con medidas viables, trazables y medibles.

¿Qué papel juega  el Task Force de Regeneración Urbana creado por el Observatorio 2030 hace unos meses y cuáles están siendo sus principales trabajos?

El Task Force de Regeneración Urbana tiene la misión de analizar los mecanismos para la implantación eficaz de un proyecto de regeneración urbana, contribuyendo a articular la iniciativa público-privada y concretando, en un documento-guía, las bases para impulsar la mejora de nuestros entornos urbanos y su adecuación a los retos del siglo XXI, poniendo en el centro a las personas y la protección del medio ambiente. Para ello, con el consenso de los expertos y expertas que integran el Task Force, se han identificado los parámetros e indicadores que permiten definir el valor de un proyecto de regeneración, estableciendo también los tipos de actuación que pueden existir.

Se trata de aplicar una perspectiva integral para hacer frente a la crisis climática y energética, cerrando brechas urbanas, reduciendo la desigualdad y favoreciendo la cohesión social. Así, sentaremos las bases para una sociedad más justa y equitativa.

¿Sobre qué aspectos de mejoras necesarias en la arquitectura y la construcción se está centrando esta nueva Task Force?

Las diferentes dinámicas de trabajo del Task Force han arrojado más de 300 indicadores para medir los beneficios de la regeneración urbana. Estos indicadores se han organizado en cuatro categorías principales, que, a su vez, se articulan de acuerdo con una clasificación que contempla el impacto positivo en la habitabilidad, la salud y el bienestar, la mejora del parque de viviendas, la cohesión social y el refuerzo de las redes sociales y del sentimiento de pertenencia de la población local, la reducción de las desigualdades, el ahorro de energía o la revitalización de los barrios a través de la mezcla de usos. Todo ello nos servirá para delimitar las prioridades a la hora de establecer el diagnóstico y los objetivos de un proyecto de regeneración urbana y medir los resultados. El trabajo está avanzado y los resultados se presentarán este año.

¿Cuáles son las principales tendencias en el sector de la construcción, como, por ejemplo, la descarbonización, la regeneración o la rehabilitación?

Uno de los principales retos del sector -y, por lo tanto, una de las tendencias- es la transformación profunda que necesitan nuestros hogares. Más de la mitad de las viviendas que hay en España precisan de una rehabilitación integral, y la descarbonización es una prioridad en las políticas de la UE. De hecho, está a punto de aprobarse la nueva versión de la Directiva de Eficiencia de Eficiencia Energética de edificios (EPBD).

Esta Directiva establece que todos los edificios nuevos sean de cero emisiones en 2030 y que los Estados miembros garanticen una reducción del consumo medio energético del parque edificado en un 16%, en 2030 y, entre un 20 y un 22%, en 2035. Además, el 55% de la reducción energética deberá lograrse con la rehabilitación de los edificios con peor rendimiento.

Estos datos representan un desafío enorme para España, ya que los índices de rehabilitación son ínfimos en comparación con otros países, como Alemania o Francia. Los fondos Next Generation constituyen una oportunidad única para ponernos al día, pero encontramos barreras que van desde el desconocimiento de las ayudas por parte de la ciudadanía a la pérdida de poder adquisitivo de los hogares debido a la inflación desmedida y a la subida de los tipos de interés, consecuencia del contexto geopolítico. Necesitamos un marco de estabilidad económica, jurídica y social para desplegar estos fondos si queremos que el sector mantenga el pulso y sea un motor estratégico de transformación.

Aparte, hay otras tendencias, que representan retos en sí mismas, como la industrialización o la inteligencia artificial generativa.

¿Qué papel jugará la industrialización del sector de la edificación en los próximos años?

La industrialización implica una mejora de los procesos constructivos. Permite un control riguroso de costes y tiempos y puede reducir errores de ejecución, ya que gran parte de los procesos se desarrollan en entornos controlados y con mano de obra especializada.

También puede suponer una mejora de las condiciones laborales, al reducir la siniestralidad; facilitar la incorporación de la mujer al sector y contribuir a ampliar el parque público de vivienda. Por todo ello, está llamada a jugar un papel importante, pero no más que el componente humano y humanístico que exige el ejercicio de toda profesión con un impacto directo en la vida de las personas, como la arquitectura y la edificación.

La industrialización ha de ser una herramienta para conseguir una mayor calidad arquitectónica al servicio del interés general. Frente a la estandarización a la que nos ha conducido una globalización que no tiene en cuenta el lugar y la idiosincrasia de los pueblos, la industrialización ha de ser una herramienta para conseguir una mayor calidad arquitectónica al servicio del interés general y de la preservación de los signos culturales que generan sentimientos de arraigo y pertenencia.

¿Cómo valoras el hecho de que en esta nueva legislatura se haya creado un Ministerio específico para Vivienda y Agenda Urbana?

Las dificultades de amplias capas de la población para acceder a una vivienda, tanto en régimen de alquiler, como de compra, son notorias. Por lo tanto, es positivo que el Gobierno haya recuperado esta cartera. Establece una prioridad política, que, en nuestra opinión, requiere de grandes consensos y anteponer la calidad arquitectónica para garantizar la dignidad de las personas.

Así se lo trasladamos a la ministra, Isabel Rodríguez, en una reciente reunión en la que también tratamos temas como la contratación pública, la convocatoria de concursos de arquitectura y que la ‘ola de rehabilitación’ de viviendas vaya más allá de los aspectos puramente energéticos e incluya otros, que también son fundamentales para responder a las necesidades de la ciudadanía, como la conservación y la accesibilidad.

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